Dolor de espalda, fatiga crónica, tensión en cuello o muñecas... Estos síntomas, tan comunes en distintos sectores laborales, muchas veces no se asocian con un problema estructural del entorno de trabajo. Sin embargo, suelen ser consecuencia directa del riesgo ergonómico, un tipo de exposición laboral silenciosa, pero altamente prevalente, que puede desencadenar desde molestias menores hasta incapacidades prolongadas.
En este artículo te contamos qué es el riesgo ergonómico, cómo se manifiesta, por qué está presente en casi todos los entornos y cómo gestionarlo de forma efectiva desde el enfoque del SG-SST en Colombia, promoviendo la prevención de enfermedades de origen común y el bienestar integral de los trabajadores.
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¿Qué es el riesgo ergonómico?
El riesgo ergonómico es aquel que surge cuando existe una inadecuación entre las características del trabajador y las exigencias físicas o posturales de su puesto de trabajo. Esto incluye factores como malas posturas, movimientos repetitivos, esfuerzo físico excesivo, estaciones de trabajo mal diseñadas, equipos que no se ajustan a las dimensiones corporales o la falta de pausas activas.
Este tipo de riesgo no suele provocar accidentes repentinos, sino lesiones que se acumulan con el tiempo, muchas veces sin ser detectadas hasta que generan una limitación funcional real.
¿Dónde está presente?
En realidad, el riesgo ergonómico está presente en prácticamente todos los sectores: en oficinas, plantas de producción, obras de construcción, laboratorios, call centers, servicios de salud y logística.
En una oficina, por ejemplo, una silla inadecuada o un monitor mal ubicado puede causar tensión cervical o lumbalgia.
En producción, cargar cajas pesadas sin técnica adecuada puede provocar hernias lumbares.
En un supermercado, escanear productos por horas puede producir lesiones por movimientos repetitivos.
En un hospital, la manipulación de pacientes sin ayuda mecánica puede desgastar las articulaciones del personal de enfermería.
Lo más peligroso es que este tipo de exposición tiende a normalizarse. Los trabajadores "se acostumbran" al dolor, cuando en realidad están acumulando lesiones que pueden convertirse en problemas crónicos.
Consecuencias del riesgo ergonómico no gestionado
Ignorar los factores ergonómicos no solo pone en riesgo la salud física del trabajador, también afecta el rendimiento, el estado de ánimo y la motivación. Entre las consecuencias más comunes se encuentran:
Trastornos musculoesqueléticos (TME) como lumbalgias, tendinitis, síndrome del túnel carpiano o cervicalgias.
Fatiga crónica o cansancio generalizado.
Disminución de la productividad.
Incremento del ausentismo laboral.
Aumento del riesgo de incapacidad temporal o permanente.
Y a nivel empresarial, esto se traduce en mayores costos médicos, reemplazos de personal, pérdida de calidad en el servicio y riesgo legal por incumplimiento del SG-SST.
¿Cómo prevenir el riesgo ergonómico?
El control del riesgo ergonómico debe ser una prioridad dentro de la política de seguridad y salud laboral. Aquí algunas acciones clave:
Realiza un análisis ergonómico de los puestos de trabajo, evaluando posturas, tiempos de exposición, herramientas utilizadas y movimientos repetitivos.
Adapta los espacios y equipos a las necesidades del trabajador: escritorios regulables, sillas ergonómicas, superficies a la altura adecuada, herramientas con empuñadura anatómica.
Capacita al personal sobre higiene postural, técnicas de levantamiento de cargas y pausas activas.
Promueve rotación de tareas y microdescansos, especialmente en cargos que implican movimientos repetitivos o esfuerzo sostenido.
Implementa pausas activas y programas de estiramiento, adaptados al tipo de labor y al perfil del trabajador.
Haz seguimiento médico especializado con exámenes ocupacionales que incluyan evaluación osteomuscular.
La clave está en diseñar el trabajo para las personas, no forzar a las personas a adaptarse a condiciones que las lesionan.
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El riesgo ergonómico en el trabajo no se ve, pero se siente. Puede pasar desapercibido durante meses o años, hasta que se convierte en un problema serio de salud. Por eso, anticiparse, ajustar los espacios, rediseñar procesos y formar a los equipos es fundamental para construir entornos laborales seguros, sostenibles y centrados en el bienestar humano.
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